1498-09-21 -Visita a los Partidos de Sierra
de Segura y Murcia. Visita a Hornos. (AHN. Guía de las OO.MM. Mss. Santiago. Sign. 1069 C pág. 93-109. Archivo
General de la Región de Murcia).
Visitación de la villa de Hornos
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En veinte y un días del dicho mes de septiembre del año susodicho (21-09-1498), los dichos Rodrigo Dávalos, comendador de Montealegre y Pedro de Morales, cura de Valdiacete fueron a visitar la villa de Hornos que es de la Encomienda de Segura y donde se juntaron Diego Pérez Vellón, alcaide y Sebastián Donaire y Fernando López, alcaldes y Diego Camero y Pedro García, regidores y otros buenos hombres de la dicha villa, a los cuales fueron notificados y leídos los poderes de sus altezas y por ellos fueron obedecidos con aquella reverencia que debían y en cuanto al cumplimiento dijeron que estaban prestos de los cumplir en todo y por todo según que en ellos se contiene; testigos Diego Donaire y Alonso de Segura y otros muchos vecinos de la dicha villa.
Y luego fueron requeridos los dichos alcaldes que den la copia de los vecinos de la dicha villa y de los caballeros de cuantía que en ella hay, según sus altezas mandan, mañana en todo el día, jurada en forma, so pena de la merced de sus altezas; testigos los dichos.
Y después de lo susodicho, este dicho día, se dieron los pregones acostumbrados según que de suso van especificados.
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La
iglesia
Y después de esto, en veinte y dos días del dicho mes de setiembre del dicho año, los dichos visitadores fueron a visitar la dicha iglesia, la cual es muy pequeña, de tres naves sobre pilares de madera y tiene un altar mayor y no tiene tribuna; y junto con el dicho altar mayor tiene un sagrario encajado en la pared con sus buenas puertas de talla obradas (doradas?); la cual dicha iglesia es de la vocación de Nuestra Señora la Virgen María, la cual está de bulto en el dicho altar mayor, bien ataviada.
Y luego el dicho cura se vistió una sobrepelliz y con aquella reverencia que debía visitó el Santo Sacramento, el cual halló dentro en el dicho sagrario en una custodia hecha de madera de talla muy bien obrada y dentro de ella una caja redonda pintada y en una hijuela de corporales el Santo Sacramento honesta y decentemente; y dentro en la dicha custodia había unos corporales limpios, de lienzo de lino.
Y dentro en el dicho sagrario estaba la crisma y olio “ynfermorum” en tres ampollas de estaño tapadas con cera y a buen recaudo. Encima de dicho altar está un ara encajada en madera y unos corporales encima, de lienzo de lino desgastados y una palia buena. Y luego visitó la pila del bautismo, en la cual halló agua bendecida para bautizar, la cual hizo consumir y mandó al cura de la dicha iglesia que cada vez que hubiere de bautizar, bendiga el agua y la consuma luego, en virtud de obediencia.
Hallaron los dichos visitadores por cura de la dicha iglesia a Luis Gutiérrez, clérigo fraile de la dicha Orden, el cual tiene colación del diocesano y en ella hace mención de la presentación de sus altezas; el cual hallaron buen eclesiástico y bien instruido en el administrar los sacramentos de la dicha iglesia; el cual hallaron que no tenía la regla, se la mandaron tener y que la lea cada mes una vez y en cuanto a los ayunos que traiga licencia del Prior de Uclés, en virtud de obediencia.
Y luego los dichos visitadores hicieron inventario de los ornamentos y bienes de la dicha iglesia en la manera siguiente:
Ornamentos
Un cáliz con su patena que pesa un marco.
Un vestimento de zarzahán con su aparejo. Una sobrepelliz.
Una saya vieja que está por (…). Tres pares de manteles.
Un velum templi. Un paramento de lienzo colorado.
Un vestimento de lienzo viejo con una cenefa morada.
Una mantilla de zarzahán vieja.
Un vestimento de fustán con una cenefa negra.
Una casulla de raso morado con una buena cenefa.
Un roquete de lienzo. Una crespina de seda.
Tres sayas de Nuestra Señora. Cuatro frontales de los altares.
Una cruz de madera.
Una cruz de latón. Una lámpara con su bacín. Dos ampollas.
Unos hierros de hacer hostias pequeños. Un incensario de latón.
Un acetre viejo. Siete piedras japalinas.
Dos albas viejas.
Libros
Un misal nuevo manual romano. Un breviario viejo de molde. Un cuaderno viejo de la fiesta del Corpus Cristi.
Campanas
Dos campanas en el campanario. Un esquilón pequeño. Una campanilla de mano.
Posesiones de la iglesia
Una haza en Hornos el viejo que hace siete fanegas, linde de García Sánchez y de Pedro Martínez.
Otra haza en el río de las Salinas, que hace dos fanegas, linde de Diego Camero.
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Otra haza en el cerro de Alonso, de cinco fanegas, linde con el camino de Camariles (¿).
Otra haza en la Veguilla, de seis fanegas, linde con el arroyo y con Martín Muñoz el viejo.
Otra haza en el Gollisno de Traguililla, que hace seis fanegas, linde con herederos de Alonso Juárez.
Otra haza en la mata de Santa María, de cinco fanegas, linde con Fernando Muñoz.
Otra haza en el Despeñadero, de dos fanegas, linde con Pedro Gómez y con la de Cabedo.
Otra haza en la vega Hombrera en el arroyo de Montiñana (¿) hace hasta once fanegas, la cual mandó el alcaide para hecer un sagrario.
Dos olivas en Camarillas. Otra en el río de las Aceitunas.
Unos almendros en los Parrales. Otra mata grande de olivas en Camarillas, y un moral en Camarillas.
Una casa en que suele vivir el clérigo que se la dan en que viva y es de la iglesia.
Luego se tomó la cuenta al mayordomo en la manera siguiente, el cual es Alonso de Segovia. (después Segura)
Montó lo que tenía recibido hasta veinte y dos de setiembre que se le tomó esta cuenta, con los quinientos y veinte y cinco maravedíes del alcance de García Sedeño (¿) y con los setenta y siete maravedíes que se hallaron en la iglesia, setecientos y noventa y seis maravedíes y medio. DCCXCVI mº (796,50).
Se halló más que tenía recibido de los años de noventa y siete y noventa y ocho años, cincuenta fanegas y media de trigo de los (…) y rentas de las tierras de la dicha iglesia. L fanegas y VI celemines de trigo.
Montó los maravedíes que dio de gasto por menudo según está en su libro, mil y ciento y cinco maravedíes y medio. I U CV mº (1.105,50).
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Descontado el dicho cargo de los maravedíes que así gastó, alcanza el dicho mayordomo a la dicha iglesia en trescientos y nueve maravedíes. CCCIX (309.-).
Mandaron al dicho mayordomo que de cualesquier bienes que tenga de la dicha iglesia se entregue y haga pagado de los maravedíes que así alcanza a la dicha iglesia.
Queda debiendo el dicho mayordomo Alonso de Segura a la dicha iglesia cincuenta fanegas y media de trigo, en las cuales los dichos visitadores lo condenaron que las dé y pague a la dicha iglesia o a quien por ella lo hubiere de haber cada y cuando le sean demandados. A la cual dicha cuenta estuvo el dicho cura y Pedro de Capra (¿) escribano, la cual juró el dicho mayordomo en forma debida.
Posesiones del beneficio
Tiene el dicho cura las dos partes del pie de altar porque la otra lleva el sacristán. Tiene más las primicias de pan y de queso. Tiene más una tierra en el Vadillo que cabe cinco fanegas.
Y después de lo susodicho, los dichos alcaldes y regidores de la dicha villa nombraron por mayordomo de la dicha iglesia a Gonzalo de Cañete, vecino de la dicha villa, del cual los dichos visitadores recibieron juramento en forma y le dejaron en el dicho cargo y le mandaron que cobre las dichas cincuenta fanegas y media de trigo del dicho mayordomo pasado y lo ponga por cargo en su libro con lo otro que recibiere.
Fortaleza
En este dicho día los dichos visitadores fueron a visitar la fortaleza de la dicha villa, en la cual hallaron por alcaide a Diego Pérez Vellón por el señor Pedro Puertocarrero, el cual abrió las puertas de la dicha fortaleza y entregó las llaves a los dichos visitadores y se entregaron en la dicha fortaleza y se apoderaron /98/ en ella en alto y bajo y echaron fuera al dicho alcaide y los suyos y cerraron por de dentro.
La puerta principal de la dicha fortaleza es de cantería y tiene buenas puertas de roble con dos aldabas gruesas; encima de ella está en la portería una cámara con sus vigas gruesas y a la mano derecha como entran está una casilla para gente como despensa. Y en saliendo al patio sube una escalera a la mano derecha a un aposentamiento alto en que hay una sala grande con tres atajos y en la mano derecha está una cámara que sale sobre la portería, mal reparada, que es para bastimento de pan, la cual está desolada.
Debajo de este aposentamiento está una gran caballeriza con sus pesebreras de yeso; echan dos atajos y al un cabo un atajo para pajar y junto con esto está una casa de horno y un solar de casas caídas en el patio de la fortaleza que solía ser establo enfrente de la puerta principal.
En medio de la dicha fortaleza está un patio en el cual está la torre del homenaje y a las espaldas de la dicha torre está otro patio pequeño en el cual está una puerta falsa que sale a una barrera de cal y canto y en este patio pequeño está una cisterna como forma de aljibe todo ciego. Los muros de la dicha fortaleza son todos de calicanto y están muchas partes de ellos muy mal reparados, en los cuales hay dos torres a las espaldas de la del homenaje hacia la Sierra; la una de ellas tiene una cámara en el muro y encima otro suelo para velas y cubierta de madera y teja; el un suelo de esta torre está desolado y el tejado muy mal tratado.
La otra torre tiene caído el suelo y el tejado y junto con esta torre sale un espolón del muro hacia Segura, en el cual hay una torre y un cubo de calicanto y del dicho espolón está caído un pedazo de muro.
Y desde ahí fueron a la torre del homenaje que es de calicanto y muy /99/ buena y tiene la puerta alta del suelo, obra de seis tapias y sube a ella por una escalera de madera desde un pilar que está desde el aposentamiento; y la dicha torre tiene a la entrada un arco pequeño de calicanto con sus puertas de madera de pino con una tranca por de dentro. Y en entrado está una bóveda muy buena y en ella un aljibe de agua llovediza, la cual se coge encima de la torre y viene por sus caños al aljibe. Y en la dicha bóveda están tres pares de corazas y cuatro casquetes, los dos de guanteras y cuatro espingardas y tres ballestas fuertes con dos garruchas, lo cual dio por entrego que recibió con la dicha fortaleza y no más.
De esta bóveda suben por una escalera de palo arrimadiza a otra escalera que está en la pared de la torre, a donde está otra bóveda, en que está un horno y un molino de mano; y de aquí sube otra escalera haciendo vueltas a lo alto de la torre, lo cual está petrilado y almenado y el tejado bien reparado con sus caballetes que van al aljibe bajo, el cual caño está por muchas partes quebrado y no puede ir bien al aljibe el agua.
Y luego bajados de la dicha torre, fueron a donde está un pedazo de muro hundido para caerse del muro principal y muchas almenas gastadas y hendiduras de los adarves y en otras partes pedazos de los muros y barrera caído y hundido, sobre lo cual tuvieron información y recibieron juramento de ciertas personas para saber en qué tiempo se cayó y a quien pertenece el reparo y lo que puede costar.
Testigos de información sobre los muros de
la fortaleza de Hornos y barrera.
Los dichos visitadores recibieron juramento de Juan Blázquez y de Fernando López y de Vastián Donaire y de Pedro Gómez y de Juan de la Higuera, vecinos de la dicha villa, en forma debida de derecho, sobre la señal de la cruz y las /100/ palabras de los santos evangelios que digan verdad de lo que supieren y por los dichos visitadores les fuere preguntado, los cuales y cada uno de ellos respondieron “sí juro y amén”.
Y los cuales dichos testigos dijeron y dipusieron es lo siguiente: El dicho Juan Blázquez, testigo jurado y ratificado. Preguntado por los dichos visitadores si sabe en qué tiempo se cayó un pedazo del muro de la fortaleza, frontero de la puerta principal; el cual dijo que puede haber cuatro años poco más o menos que tembló la tierra y que entonces se cayó.
El dicho Fernando López, testigo jurado y ratificado: dijo que sabe que se cayó el dicho pedazo del muro, una noche que tembló la tierra, que puede haber cuatro años poco más o menos; y que aquella misma noche hicieron movimientos algunas casas y que otro día de mañana, que este testigo vido caído el dicho pedazo de muro y que preguntó si se había caído esta noche y que le dijeron que sí, y que esto es lo que sabe para el juramento que hizo.
El dicho Bastián Donaire, testigo jurado y ratificado: dijo que sabe que se cayó el dicho pedazo del muro de la dicha fortaleza, una noche que tembló la tierra, que puede haber cuatro años poco más o menos.
Lo cual visto por los dichos visitadores el dicho reparo ser en tiempo de sus altezas, recibieron juramento de Pedro Cantero, maestro de obras, so cargo de la cual fue preguntado, cuánto costaría hacer el dicho pedazo del muro, el cual dijo y declaró que era menester veinte y cuatro tapias a trescientos maravedíes cada una, que montan seis mil y doscientos maravedíes; lo mandaron poner en este libro para que sus altezas lo manden reparar.
Testigos sobre lo que está caído de las
barreras.
El dicho Pedro Gómez, testigo jurado y ratificado, preguntado por los dichos visitadores qué es lo que sabe de lo que está caído desde la torre del homenaje hasta la higuera y desde la higuera hasta la puerta falsa y en qué tiempo se cayó, el cual declaró que se acuerda que siendo alcaide Pedro de Bosmediano /101/ puede haber veinte años, poco más o menos, que se cayó un buen pedazo de ello y lo más, y después acá se cayó todo lo otro en poder de otros alcaides que después han sido. Y en lo de la garita adelante dijo que sabe que ha más de treinta años que se cayó y declaró que sabe que después que don Alonso de Cárdenas fue Maestre se cayeron ciertas almenas cabo la puerta falsa que pueden ser cinco tapias. Declaró el dicho Pedro Cantero, albañil, que para las dichas cinco tapias que será menester, a doscientos maravedíes cada una, que son mil maravedíes.
Pedro Martínez, vecino de la dicha villa, testigo jurado y ratificado, preguntado por los dichos visitadores acerca de lo susodicho; dijo que sabe que siendo alcaide Pedro de Bosmediano se cayó lo más de ello o todo, que puede haber veinte o veinte y dos años poco más o menos y que después acá se ha caído lo otro desde la torre del homenaje hasta la higuera y puerta falsa.
El dicho Juan de la Higuera, testigo susodicho, dijo que sabe que siendo alcaide Pedro de Bosmediano se cayó un pedazo de la dicha barrera y le mató un asno que allí estaba suyo de este testigo y que del tiempo de ello no se acuerda.
Para el reparo de los dichos mil maravedíes que pertenecen al dicho Maestre don Alonso de Cárdenas no se hallaron bienes suyos para mandarlo hacer en la dicha Orden donde los dichos visitadores tengan jurisdicción.
Más adelante hallaron los dichos visitadores la torre del espolón muy hundida y para caerse y es muy buena torre y haciéndole algunos reparos se sostenía (¿) y remediaría, el reparo de ella es poco y si se cae es mucho, y asimismo está otra torre a par de esta desencasada del muro y mal reparada y el muro hundido por tres partes y una torre del dicho muro que sale a la barrera que asimismo está hundida hasta las almenas y muy peligrosa, de lo cual no hay memoria de qué tiempo acá está así como dicho es.
/102/
Lo mandaron todo apreciar al dicho Pedro Cantero, el cual declaró que para el reparo de ello son menester veinte mil maravedíes y si se caen las torres con el dicho muro no se haría con ciento y cincuenta mil maravedíes; lo mandaron poner para hacer relación a sus altezas para que lo manden remediar como más cumpla a su servicio.
Asimismo fue apreciado por el dicho Pedro Cantero, desde la torre del espolón hasta la torre que tiene la fortaleza por la parte del homenaje que todo lo que está caído de la barrera con un torrejón que está para caerse si lo que pertenece al Maestre don Alonso de Cárdenas, que puede costar el reparo de ello cincuenta mil maravedíes poco más o menos, lo mandaron poner en este libro los dichos visitadores para hacer relación de ello a sus altezas.
Y luego los dichos visitadores hallaron que en el encasamiento de la dicha fortaleza por la visitación pasada fueron mandadas hacer algunas obras y reparos y otros que se habían menester hacer de nuevo según que adelante dirá en esta guisa:
En la casa que está frontero de la puerta principal de la dicha fortaleza y por la visitación pasada fue mandado hacer un establo a dos pesebreras y no estaba hecho.
En la sala donde los visitadores pasados mandaron desenvolver el suelo y solarla y echarle otra madera, hallaron que el dicho suelo estaba hecho de madera y no solado de yeso como estaba mandado.
En la caballeriza bajo de esta dicha sala, habían mandado hacer los visitadores pasados, un bastimento para pan y vino quitándole los pebres (¿) y haciendo sus atajos como convenga, haciendo un entresuelo para el pan en ello, lo cual no estaba hecho.
En la casa del horno que está junto con la caballeriza mandaron los dichos /103/ visitadores pasados, hacer una chimenea para gente (¿) ni menos está hecho un suelo de la cámara sobre la portería que asimismo habían mandado hacer los dichos visitadores pasados.
En el tejado de la torre del homenaje que habían mandado hacer, estaban por poner los caballetes de cal como fue mandado.
En la puerta principal de la fortaleza, habían mandado los visitadores pasados hacer unas puertas fuertes con sus quesialeras (¿) de hiero y pasar aquellas que ahora tenía a la puerta que mandaron hacer bodega de pan y vino, lo cual no está hecho.
En la escalera de cal y canto que sube desde el patio a la sala y es escalera de madera que va desde la dicha escalera hasta la torre del homenaje, que los dichos visitadores pasados habían mandado hacer, no estaba hecho.
Lo cual todo visto por los dichos visitadores, no están hechos los dichos reparos que al Comendador de Segura fueron mandados hacer como dicho es y queriendo ejecutarlo como por sus altezas les es mandado, mandaron al dicho Pedro Cantero, albañil, que viese y tasase las dichas obras con juramento que primeramente de él recibieron, el cual lo hizo y vido las dichas obras y declaró lo siguiente:
El dicho Pedro Cantero dijo so cargo del juramento que hecho había, que él había visto todas las dichas obras y cada una por sí lo que podían costar y que junto todo y tasado a todo su saber puede costar once mil y novecientos y setenta maravedíes.
Y luego los dichos visitadores recibieron juramento de Juan Dávila, hacedor de las rentas del señor don Pedro en la dicha villa y le preguntaron qué maravedíes y qué pan tenía a su cargo; el cual dijo que son a su cargo de cobrar hasta setenta mil maravedíes del año pasado y /104/ los dichos visitadores mandaron al dicho Juan Dávila que tenga en sí de manifiesto hasta los dichos once mil y novecientos y setenta maravedíes y que no acuda con ellos al dicho señor don Pedro ni a ninguno de sus mayordomos.
Y luego los dichos visitadores en veinte y tres días del dicho mes de setiembre del dicho año, depositaron en Diego Camero y en el dicho Juan Dávila los dichos once mil y novecientos y setenta maravedíes y les mandaron que hagan hacer las dichas obras hasta el día de Navidad de este presente año con apercibimiento que les hacían que no lo haciendo lo harían a su costa y de su haciendas.
Los cuales dichos Juan Dávila y Diego Camero se tuvieron por contentos de los dichos maravedíes y obligaron sus personas y bienes de hacerlo y cumplir en el dicho término, sobre lo cual otorgaron obligación en forma, testigos García Sedeño y Diego López Vellón y Gonzalo Ferrández, vecinos de la dicha villa.
Y los dichos visitadores mandaron al señor don Pedro Puertocarrero que se haga adobar los caños del aljibe de la torre del homenaje, por manera que venga el agua limpiamente al dicho aljibe, lo cual haga hasta el día de San Juan de junio del año venidero de noventa y nueve años, en virtud de obediencia.
Asimismo mandaron los dichos visitadores al dicho señor don Pedro que haga hacer un cobertizo de madera y teja sobre la escalera delante de la puerta de la sala, de manera, que no la dañe el agua de las canales y haga hacer un antepecho de yeso o de madera en la mesa de la dicha escalera al salir de la puerta de la dicha sala, y adobe el tejado detrás de la dicha sala hasta el dicho día de San Juan de junio del dicho año, en virtud de obediencia.
Asimismo mandaron los dichos visitadores al dicho señor don Pedro /105/ que haga echar un suelo y adobar el tejado de una torre que está detrás de la torre del homenaje, por manera, que puedan estar en ella las velas, lo cual le mandaron que haga hacer el dicho día de San Juan, en virtud de obediencia.
Y luego recibieron pleito Homenaje del dicho Diego López Vellón en forma, el cual le recibió el dicho Rodrigo Dávalos y le hizo según fuero de España que terna y acudirá con la dicha fortaleza por el rey y reina nuestros señores como administradores perpetuos de la dicha Orden y la entregará a sus altezas o a su cierto mandado cada y cuando le fuere pedida. Testigos Francisco de Zambrano y Luis de Segura y el bachiller Rodrigo del Castillo.
Y luego los dichos visitadores fueron a visitar el horno de poya que la dicha Orden tiene en el dicho lugar, en el cual hallaron que los visitadores pasados habían mandado hacer y reparar algunas cosas, lo cual no estaba hecho; Mandaron al dicho Pedro Cantero que lo apreciase y tasase el reparo que había menester sobre juramento que sobre ello hizo; el cual declaró que ha menester enlosarse y las paredes renovarlas de yeso y poner una viga y un puntal y retejar el tejado, lo cual mandaron al dicho Juan Dávila y Diego Camero que lo hagan de los maravedíes del dicho don Pedro y lo gaste y lo que costare hacer ponga a su cuenta del dicho don Pedro, para lo cual le dieron su mandamiento al dicho Juan Dávila y le mandaron que lo haga hasta el día de Navidad. Y porque tuvieron información que está para caerse cierta parte de dicho horno y podría venir peligro a las mujeres que vienen a cocer, mandaron que mañana en todo el día pongan una viga en el dicho horno, so pena que lo harán de sus bienes, testigos los dichos.
Mandaron los dichos visitadores a Gonzalo de Cañete, mayordomo de la iglesia que de cualesquier maravedíes que tuviere compre un libro para /106/ las cuentas de la iglesia, donde se ponga todo lo que se hiciere así de cargo como de data e inventario de las cosas de la dicha iglesia y que cada año ponga y asiente en él las cuentas y las tome el cura y los alcaldes, so pena de quinientos maravedíes para la fábrica de la dicha iglesia, testigos Pedro Gallego y Martín Yanes y Juan Blázquez, vecinos de la dicha villa.
Y después de lo susodicho, este dicho día, ante los dichos visitadores parecieron Juan Blázquez, procurador de la dicha villa y los regidores de ella y dijeron que respondiendo al requerimiento y mandamiento hecho por los dichos visitadores al dicho Concejo acerca de los caballeros de cuantía y presentaron una petición, su tenor de la cual es este que se sigue:
Muy nobles y virtuosos señores, yo Juan Blázquez procurador de la dicha villa de Hornos, paresco ante la merced de vosotros y en vos y en nombre del Concejo de esta villa digo que por cuanto a la noticia del Concejo y mía es venido como vuestras mercedes demandan las cuantías de los vecinos de esta villa para ver y saber a quien pertenecía tener caballo y armas; digo señores que a lo tal la dicha villa y los vecinos de ella no somos obligados, porque nunca en esta villa tal se tuvo por uso ni costumbre, ni en algún tiempo se hallará haber echado caballos en esta dicha villa que no es memoria de hombres en el contrario porque pido en el dicho nombre del dicho Concejo, mi parte a vuestra mercedes nos sea guardado nuestro uso y costumbre que siempre esta villa tuvo y si necesario es yo me aclamo a probarlo y en esto, señores harán servicio a Dios y aquello que son obligados y donde no, lo pedimos por testimonio.
Los dichos visitadores dijeron que oían lo que decían y que les den información de lo que dicen y que están prestos de hacer lo que sea justicia, testigos Francisco López y Juan de Madrid.
Y luego los dichos alcaldes y regidores presentaron los testigos siguientes: /107/ a Pedro Martínez y a Gonzalo Ferrandez y a Pedro Gómez y a Mateo Sánchez y a García Sedeño, vecinos de la dicha villa, de los cuales y de cada uno de ellos los dichos visitadores recibieron juramento en forma debida de derecho que dirán verdad de lo que supieren acerca del caso que son presentados por testigos, los cuales y cada uno de ellos respondieron, sí juro y amén, testigos los susodichos.
Lo que los dichos testigos dijeron y dipusieron es lo siguiente:
El dicho Pedro Martínez, testigo jurado y ratificado, preguntado por los dichos señores visitadores si se acuerdan o vieron u oyeron decir que en la dicha villa de Hornos hubiese en algún tiempo los dichos caballeros cuantiosos; el cual dijo que ha más de sesenta años que vive en Segura y en Hornos y que nunca vido ni oyó decir que hubiese caballeros de cuantía en la dicha villa de Hornos.
El dicho Gonzalo Ferrández, testigo jurado y ratificado, preguntado por los dichos visitadores según de suso; dijo que se acuerda de cincuenta años a esta parte que nunca vido ni oyó decir que se echasen caballos en la dicha villa por cuantías, ni en otra manera y ninguna persona y que esto es lo que sabe y ha visto para el juramento que hizo.
El dicho Pedro Gómez, testigo jurado y ratificado, preguntado por los dichos visitadores acerca de lo susodicho; dijo que se acuerda que ha más de cuarenta años que nunca oyó decir a su padre ni a otras personas antiguas ni él vido que hubiese caballeros cuantiosos de premia en la dicha villa, ni fuesen acontiados sobre ello y que esto sabe para el juramento que hizo.
El dicho Mateo Sánchez, testigo jurado y ratificado, preguntado por los dichos visitadores por las preguntas susodichas acerca del dicho caso; dijo que se acuerda de cincuenta años a esta parte que ni oyó decir a los antiguos que vido en la dicha villa, ni a su padre que los tales caballos se repartiesen, ni echasen de premia en la dicha villa y ninguna persona, ni acontiasen a ninguno y que esto es lo que sabe para el juramento que hizo.
/108/
El dicho García Sedeño, testigo jurado y ratificado, preguntado por las preguntas susodichas acerca del dicho caso dijo que ha cerca de treinta años que vive en la dicha villa de Hornos y que nunca oyó decir ni vido que ninguno tuviese caballo de premia en la dicha villa, ni se acontiase ninguna persona para tenerlo y que esto es lo que sabe para el juramento que hizo.
Y así habida la dicha información, los dichos visitadores dijeron que por ellos vista la declaración de los dichos testigos que la mandaban asentar en el libro de la visitación para hacer de ello relación a sus altezas.
Y luego los dichos alcaldes y regidores dijeron que los vecinos que había en la dicha villa son setenta y dos vecinos y lo juraron en forma.
Y luego los dichos visitadores visitaron una ermita de San Bartolomé, que es dentro de los muros de la dicha villa, de la cual es mayordomo Sebastián Donaire, y la hallaron mal reparada; y asimismo hallaron que ponían el pan de los diezmos en ella por no haber bastimento; mandaron al dicho mayordomo que no ponga más el pan en la dicha iglesia, ni lo consienta salvo que la alimpien y desembarguen como no se ponga más pan en ella.
Se tomó luego la dicha cuenta al dicho mayordomo, de lo que tenía recibido y gastado de la dicha ermita, lo cual es lo siguiente:
Se halló que tenía recibido hasta hoy dicho día, once fanegas y nueve celemines de trigo y ochocientos y cuarenta y ocho maravedíes en dineros. DCCCXLVIII (848.-).
Montó lo que tenía gastado hasta el dicho día, ciento y diez y ocho maravedíes. CXVIII (118.-).
Descontados de los dichos maravedíes del dicho cargo finan que debe a la dicha ermita setecientos y treinta maravedíes y once fanegas y nueve celemines de trigo, en el cual dicho pan y maravedíes condenaron al dicho Sebastián Donaire, que las dé y pague a Pedro Gallego en quien quedó la mayordomía, dentro de nueve días primeros siguientes, testigos el bachiller Rodrigo del Castillo y Juan de Madrid.
/109/
Posesiones de la ermita
Una tierra entre el camino de Camarillas y de otro camino que viene de las Salinas, de hasta tres fanegas, poco más o menos.
Otra tierra en la Cuesta los Callozos de hasta cuatro fanegas.
Otra tierra en la Cañada el Escudero de hasta dos fanegas.
Otra tierra en la Cañada Morales de hasta dos fanegas.
Otra tierra de aquel cabo la pasada la Peña de hasta tres fanegas.
Otra tierra del Vadillo de hasta fanega y media.
Dos olivas, la una en la huerta que rompió Sancho González y otra en la Fuente Vieja.
Otra oliva en el (…) de la pasada al arroyo las Aceitunas.
La cual dicha cuenta juró en forma el dicho mayordomo.
Mandaron al cura del dicho lugar que en los domingos o fiestas de los apóstoles y de Nuestra Señora, diga misa y haga las procesiones alrededor de la iglesia y diga la salve los viernes y sábados y domingos en la tarde tañendo la campana a puesta de sol, en virtud de obediencia.
Mandaron los dichos visitadores al dicho cura que no obedezca los visitadores del arzobispado, ni consienta tomar cuenta al mayordomo de la iglesia de los bienes y rentas de ella, en virtud de obediencia; y al Concejo que para ella le den favor y ayuda, so pena de diez mil maravedíes para la fábrica de la dicha iglesia, pues para ello no tienen jurisdicción salvo solamente el Corpus Cristi y pila de bautismo y olio “ynfermorum” y la crisma.
COMENTARIO: El 21 de
septiembre de 1.498 los visitadores santiaguistas Rodrigo Dávalos, comendador
de Montealegre y Pedro de Morales, cura de Valdiacete, llegaron a la villa de HORNOS
que entonces pertenecía al señorío santiaguista de la Encomienda de Segura de
la Sierra, en el reino de Murcia.
Alcaldes Ordinarios: Sebastián Donaire y Fernando López
Regidores: Diego Camero y Pedro García
Alcaide de la fortaleza: Diego Pérez Vellón
Testigos: Diego Donaire y Alfonso de Segura
Cura: Luis Gutiérrez
Mayordomo de la iglesia: Gonzalo de Cañete
Mayordomo de la ermita de San Bartolomé: Sebastián Donaire y
Pedro Gallego.
Y luego los dichos alcaldes y regidores dijeron que los
vecinos que había en la dicha villa son 72 vecinos
y lo juraron en forma. No tenían caballeros de cuantía porque estaban exentos y
nunca los habían tenido.
- Iglesia
La iglesia está bajo la advocación de de Nuestra Señora la
Virgen María. La cual es muy pequeña, de tres naves sobre pilares de madera y
tiene un altar mayor y no tiene tribuna. La iglesia tiene campanario con dos
campanas.
- Fortaleza
Los visitadores santiaguistas visitan la fortaleza y
describen sus defensas y sus armas. Había dos muros caídos y no se habían hecho
otras reparaciones mandadas por los visitadores de años anteriores. Los
visitadores hacen expediente de información para saber cuándo se cayeron los
muros. Parece ser que uno había caído por el temblor de un terremoto hacía 4
años. El otro hacía 20 años que estaba caído.
- Horno de pan
Los visitadores visitaron el horno de pan de la Encomienda y
vieron que no había sido reparado y vieron que era un peligro para las mujeres
que iban a cocer su pan, mandaron urgentemente su reparación.
- Ermita de San
Bartolomé
La ermita de San Bartolomé se encontraba en el interior de la
población y estaba mal reparada y muy sucia y se utilizaba como almacén de los
diezmos de grano.
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