1.749.- El ermitaño Sebastián Guerrero. (La
virgen de Albanchez. Patrona de la Villa de Villarrodrigo, 2004, Ángel Vera
Sandoval).
Documentalmente
conocemos la existencia de ermitaños en la ermita de Ntra. Sra. de Albanchez
desde el año 1625 (“item veinte y un reales que por cinco partidas de su
libro parece haber gastado en retejar otra vez la ermita y media loba para la
puerta y una sartén que dio al ermitaño .. “), pero de todos ellos, no será
sino Sebastián Guerrero quien mantendrá un pulso con el Vicario dado el
alejamiento en el cumplimiento que tenía encomendado como ermitaño; corría el
mes de julio del año 1749 cuando Juan Blanco, vecino de esta villa y marido de
Juana Moreno, comparece ante Miguel de Córdoba y Gutiérrez ( Presbítero
Comisario del Santo Oficio de la Inquisición, Teniente de Vicario y Juez
Eclesiástico Ordinario y Visitador en esta villa y su partido por ausencia y
nombramiento del Licenciado D. Manuel Antonio Monge y Coronado), para denunciar
que:
“días hace que el hermano Sebastián Guerrero, ermitaño del santuario
de Ntra. Sra. de Albanchez, patrona de esta dicha villa, se internó dentro en
la casa del que comparece y desde este tiempo no ha tenido una hora de paz ni
quietud con la dicha su mujer, no queriéndole admitir en su casa por estar
amancebada con dicho hermano a quien ha visto en acto carnal con la dicha Juana
su mujer, habiéndole amenazado de muerte ambos si no se iba de esta villa ... y
pide y suplica se proceda a echar fuera de su casa al citado Sebastián que es
el impedimento de no hacer vida con su mujer y a esta competerle por todo rigor
a que no comunique con él, y a que haga vida maridable con el compareciente”
Y todo ello ocurre cuando previamente Diego Pedro Morcillo de la Parra,
Alcalde Ordinario, “con todo sigilo corrigió a los dichos Sebastián Guerrero
y Juana Moreno”.
Tras haber sido apercibidos por separado, Sebastián y Juana se
comprometen a no continuar con tal actitud y Juan Blanco pide que “por ahora
se suspendan estos procedimientos”.
Pero trascurridos unos meses después (noviembre de 1750) Juan Blanco “vio
distintas veces en la dicha ermita al hermano Sebastián Guerrero, su ermitaño,
y a Juana Moreno, mujer del suplicante, tratarse ilícitamente y en acto carnal,
y habiéndolo amonestado mirase a Dios le respondió la dicha su mujer que como
otros muchos habían aguantado y aguantaban con la misma carga aguantase y
tolerase lo mismo y que dicho ermitaño Sebastián Guerrero había de estar y
mandar en la casa y su persona y que se fuera donde no le volviera a ver porque
de no, se había de acordar, amenazándole con la muerte y dicho Sebastián que es
un hombre forajido y soberbio también le ha amenazado diferentes veces para que
se vaya y los deje en su total libertad ... y con efecto han echado al
suplicante de su casa y no han permitido ni permiten entre en ella ni hacer
vida maridable ... y cuando dicho Sebastián Guerrero no está en la casa de la
dicha Juana, su mujer, va esta a buscarle a la ermita de día y noche a horas
cómodas e incómodas sin refrenarlos el temor de Dios, el de la justicia y
marido pues viven con libertad de conciencia en su notorio y expresado
amancebamiento causando un notable escándalo y nota así en esta república como
en las demás de su comarca y pidió y suplicó a su merced proceda a evitar
semejante daño por los medios judiciales que convenga .. “
Con fecha 03/11/1750, se le retira la llave de la ermita
de Ntra. Sra. de Albanchez al hermano Sebastián Guerrero y se le comunica la
pena de excomunión mayor. Sin embargo Sebastián Guerrero pide al Vicario:
“devuelva la llave de la ermita y le de su licencia para
la recolección de limosnas y administración del caudal para lo cual hace la más
reverente súplica y ofrece el cumplir exactamente con su ministerio”
Pero dada la continuidad del amancebamiento, tres años
después, Sebastián Guerrero es preso en la cárcel eclesiástica de esta vicaría,
ya que según testigos:
“no se ha apartado de dicha comunicación y frecuencia de la casa de la
dicha Juana, y está en la ermita a todas horas, de que ha habido y hay una gran
nota y escándalo en esta villa y por ser pobre la referida se dice la ha
mantenido y mantiene dicho Sebastián Guerrero con las limosnas, por lo que
muchos no le quieren ya dar y se han enfriado en la devoción de dar” y “se le recogió el caudal de cabras que
tenía dicho santuario y se le quitó a dicho Guerrero la administración”.
Ya el Alcalde Ordinario Antonio García de Quesada se había
quejado de Sebastián Guerrero que:
“habiendo consumido mucha parte del caudal de las
limosnas y cabras de Ntra. Sra. en la manutención de esta mujer y familia y por
ello ya no se le quería dar limosna ni él venir a pedirlas”.
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